Lugares que elevan tus sentidos: Dolmen de Soto

24 / noviembre / 2022

Hoy nos ponemos el traje de explorador y las botas de aventurero para adentrarnos en uno de los hitos del itinerario europeo Caminos del Arte Rupestre Prehistórico. O lo que es lo mismo, vamos a ver uno de los primeros paisajes culturales de Europa de la Antigüedad. Os presentamos el Dolmen de Soto.

Si cogemos el coche por la carretera N-435-A hacia la altura de la salida de Trigueros sur (municipio de Huelva), continuamos cuatro kilómetros y giramos hacia la derecha por Calle Sevilla, iremos en dirección hacia el Dolmen de Soto.

Ubicada a menos de 20 kilómetros de Huelva capital, la localidad de Trigueros forma parte de la Comarca de la Tierra Llana, un lugar con artistas como Job Flores, Juan Luis Márquez o Seis dedos y un patrimonio cultural lleno de belleza como el Antiguo Convento del Carmen, el Puente de la Alcolea o el Antiguo Colegio Jesuita de Santa Catalina. Esto recalca la importancia de este lugar desde buena parte de todas las épocas históricas y lo convierte en una puerta donde poder retroceder en el tiempo y comprender un poco más quiénes fuimos en la Antigüedad.

Desde la web del Ayuntamiento de Trigueros podemos informarnos sobre el horario de visita, en el cual podemos elegir tener una visita guiada a un módico precio o  visitarla por libre, siempre bajo reserva previa. La información sobre el monumento la encontramos en el centro de interpretación y recepción de visitantes, ubicado a 50 metros de la entrada del dolmen y excavado bajo tierra, lo que hace que no se altere el paisaje y entorno en el que se ubica el dolmen.

¡Y llegamos al Dolmen de Soto! ¿Sabías que está datado entre el 3.000 y el 2.500 a.C.? Es uno de los monumentos megalíticos más importantes de la provincia de Huelva. Y eso que tenemos un montón, más de 200 concretamente. 

Este dolmen se trata de uno perteneciente a la tipología de dólmenes de corredor largo, siendo el corredor de éste de 21 metros de largo, variando su anchura desde los 0,82 metros en la puerta hasta los 3.10 metros en la cámara. También es uno de los corredores de mayor longitud del país, un ejemplo sureño impactante de la arquitectura megalítica  monumental de la humanidad.

Fue descubierto por Armando de Soto en 1923, dueño de la finca “la Lobita”, que fue el lugar donde se encontró el conjunto megalítico. Así comenzaron una serie de excavaciones que duraron un período de tres años y donde estuvieron expertos paleontólogos como Hugo Obermaier. En dichas excavaciones se encontraron ocho cuerpos colocados en cuclillas con sus ajuares funerarios.

El Dolmen de Soto solo necesitó menos de 10 años tras su descubrimiento para que fuese declarado Monumento Nacional. En cuanto  a su conservación, hay que destacar el buen estado en el que se encuentra toda la construcción megalítica, lo que propició estudios e investigaciones llegadas de partes de todo el mundo, como las del matrimonio alemán Leisner en 1943, arqueólogos de gran importancia.

Una de las particularidades de este lugar es el carácter mágico del lugar por los ritos que se habían realizado en él. El Dolmen de Soto estaba orientado al Este con una clara intención. En el cambio estacional a la primavera y el otoño, los primeros rayos del sol del amanecer recorrían la galería hasta llegar al final en la cámara, donde se mantenían durante unos minutos. Las interpretaciones de esto han apuntado a que esto se trate de un renacimiento donde los difuntos volvían a la vida gracias al sol, ya que el culto a la muerte y el honrar la memoria de los difuntos fue fundamental durante la Prehistoria. De ahí que existieran construcciones como esta donde, si observamos fuera del mismo dolmen, se ubica un círculo de piedras en bloques y menhires. Todo esto puede interpretarse  en su conjunto como un enorme santuario.

Y no podemos olvidarnos del arte rupestre que decora el interior de la galería. Las diversas grafías que decoran el edificio han sido identificadas como propias del arte megalítico del sur peninsular. Mediante la técnica del grabado a través de incisiones o abrasión, las comunidades del momento consiguieron realizar pinturas con diferentes motivos que han conseguido perdurar hasta nuestros días. En ellas representan la visión que tenían del mundo en relación con el sol, la luna o las estrellas. También se observan divinidades que pudieron venerar estos pueblos, leyendas o ritos funerarios de forma simbólica, componiendo una iconografía variada y compleja. Entre las posibles funciones de estas pinturas podrían haber sido dejar testimonio de su identidad como pueblo, decorar el interior del edificio funerario mediante estos símbolos y figuras antropomorfas pintadas con pigmentos negros, blancos y rojos; y por supuesto, la función funeraria de honrar a los difuntos. Ojalá una máquina del tiempo donde historiadores pudieran presenciar lo que fue.

Actualmente y desde 1987, el Dolmen de Soto es público, gestionado por la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y donde el Ayuntamiento de Trigueros se encarga de gestionar las visitas. 


Así que, ya sabes, si quieres un auténtico viaje en el tiempo de 5.000 años, tan solo tienes que dirigirte dirección a Trigueros e ir al Dolmen de Soto, un lugar que, como muchos otros de Huelva, eleva tus sentidos.

 

Comparte este contenido

Facebook Twitter Whatsapp