Un día en Aracena

26 / marzo / 2021

Al norte de la provincia se encuentra Aracena. Una localidad que nos ofrece más de una aventura para conocerla en profundidad y con el buen sabor de su gastronomía para recuperar fuerzas. 

Si quieres disfrutar de un municipio único y con una historia que te sorprenderá, puedes llegar a Aracena a través de las carreteras que llegan serpenteando por espectaculares paisajes de nuestra Sierra y Cuenca Minera. 

Aracena se intuye desde antes de llegar. Cuando te vas acercando hay una vista inconfundible que te hace sentir en casa. A lo lejos, en lo más alto: el imponente castillo de Aracena. 

El castillo de Aracena bien merece una mini ruta de senderismo por sus empinadas calles hasta llegar a lo más alto de la localidad. 

Aracena se intuye desde antes de llegar. Cuando te vas acercando hay una vista inconfundible que te hace sentir en casa

Su silueta domina el paisaje urbano de la localidad desde antes de llegar a Aracena incluso. 

La iglesia Prioral de Nuestra Señora del Mayor Dolor fue el primer templo cristiano que tuvo Aracena y como se puede comprobar está excelentemente conservado. Es desde aquí donde puedes disfrutar de una de las mejores Semana Santa de la provincia y contemplar la venerada imagen de la patrona. 

Sus vistas son de las más bonitas de la Sierra: las serpenteantes calles, el blanco de sus paredes, que contrastan con el verde de sus montes y el azul de un cielo infinito... 

Desde el Castillo se intuye la Plaza del Marqués. La historia de Aracena también contempla nobleza, y es que Francisco Javier Sánchez-Dalp y Calonge (primer marqués de Aracena) dotó a este municipio de parte de los edificios más singulares como el Casino Arias Montano. El arquitecto sevillano Aníbal González fue el artífice de esta creatividad.

Entre sus calles blancas y en cuesta destaca la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Se levanta imponente sin ninguna torre. Enfrente de la iglesia, el edificio del Cabildo, testigo de la historia de Aracena desde el siglo XV. Detrás de sus colosales muros se almacenó cereal, se recluyeron a presos y actualmente sirve para interpretar la riqueza del parque natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche.

La Magia se encuentra dentro de sus grutas. La Gruta de las Maravillas fue descubierta a principios del siglo XX gracias a unas excavaciones mineras que agujerearon la montaña sobre la que se alza el Castillo. 

No importa si visitas la Gruta de las Maravillas en verano o invierno. Su temperatura se mantiene constante durante todo el año y te hará disfrutar de un entorno único que parece salido de una película de ciencia ficción 

Esta gruta hace gala de su nombre y en ella podemos encontrar un sinfín de formaciones que el agua ha ido tallando en la roca caliza. Además de las clásicas estalactitas y estalagmitas, también es posible ver aragonitos (prismas nacarados de carbonato cálcico), gours (diques por los que circula agua) y columnas de un color blanco inmaculado. Pequeñas (y grandes) esculturas naturales que se intercalan con pequeños lagos de color turquesa. 

No importa si la visitas en verano o invierno, su temperatura se mantiene constante durante todo el año y te hará disfrutar de un entorno único que parece salido de una película de ciencia ficción. 

No puedes irte de Aracena sin deleitar tus sentidos. Sus desayunos serranos, sus almuerzos con toda la gastronomía onubense a tu disposición , una merienda en la plaza del Marqués disfrutando de los famosos dulces de Rufino o de Gran Vía... Y no te olvides de llevarte “souvenirs”: jamon, caña de lomo, quesos autóctonos, setas, patés, pan serrano hecho en leña... 

No podemos recomendarte solo un par de restaurantes puesto que toda la localidad posee pequeñas tascas y restaurantes en los que tu paladar rebosará en sabores inolvidables y exquisitos. 

Si buscas alojamiento, una jornada de relax o empaparte de su historia, puedes optar por el Convento. El hotel-spa el Convento como bien dice su nombre anteriormente había sido un convento nacido de una aparición. Cuentan los mayores que la Virgen se apareció (María de la Trinidad Payán y Lucía de la Ossa) y de aquí surgió el germen del convento que por desgracia María de la Trinidad, la madre Trinidad, no pudo ver concluido. Y eso que tuvo que luchar contra viento, marea y los carmelitas (estos se oponían a que se construyera otro convento en Aracena). La falta de monjas lo condenó en 1970. Después de varios avatares, el convento se transformó en hotel. Y es uno de los más pintorescos de la zona y con todos los lujosos detalles que puede tener un hotel de máxima categoría. Pequeñas y acogedoras casas rurales, o pequeños y grandes hoteles te esperan para disfrutar de un paisaje único y espectacular que te ofrece decenas de rutas de senderismo con las que respirar aire puro, oler a naturaleza y cargarte de vida.  

Aracena es paisaje de dehesa, casas encaladas, olores a hierba mojada y a chimenea, sabor a jamón y setas... Aracena bien vale una escapada cada cierto tiempo.

 

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