Un día en Niebla

11 / febrero / 2021

Una de las peculiaridades de Niebla es, seguramente, una de las más espectaculares de la provincia onubense. Estar un día en Niebla es disfrutar de sus más de dos kilómetros de muralla. Unas murallas que rodean la parte del municipio más antigua, en la que puedes imaginar cómo se vivía hace siglos. Unas murallas que renacen cada año para albergar uno de los festivales de teatro y danza más increíbles de la península. 

En su muralla, encontrarás 5 puertas. El origen árabe de la misma ha hecho que se conserve por completa hasta nuestros días.

Su historia da sentido a la provincia de Huelva puesto que llegó a ser la capital del territorio con una historia propia que a día de hoy sigue sorprendiendo a propios y ajenos. 

Entre los imprescindibles de esta localidad se encuentra el Castillo de los Guzmanes. En cuyo interior se celebra el festival de teatro y danza. El paso del tiempo no perdona y en él se pueden ver las consecuencias del gran terremoto de Lisboa, aparte de los destrozos que sus antiguos ocupantes (como los franceses) hicieron tras abandonarlo. 

Su origen proviene de cuando Niebla era una ciudadela romana, y sus muros pueden contar historias visigodas, su época de alcázar árabe hasta residencia de los Guzmanes. ¡No te olvides que, como buen castillo, puedes visitar los antiguos calabozos donde hay un museo con aparatos de tortura medievales! 

Una de las estampas más inolvidables es sin duda cruzar el río Tinto y poder observar cómo se conserva de manera casi perfecta el puente romano

Sin dejar las murallas, es imprescindible llegar a la Iglesia de Santa María de la Granada. Iglesia que ha pasado por todas las etapas de la historia. Su origen fue templo romano del que se conservan las columnas, también la disfrutaron los visigodos, lo atestiguan la tabla ornamental visigoda y la silla episcopal de piedra. En época musulmana fue mezquita Mayor y finalmente pasó a una iglesia mudéjar, hasta la actualidad en la que los ilipenses la disfrutan para acoger además a su patrona, la cual le da nombre. 

De época Romana es también su puente. Si llegas a la localidad (o a la provincia) por tren, una de las estampas más inolvidables es sin duda cruzar el río Tinto y poder observar cómo se conserva de manera casi perfecta.

No te pierdas tampoco la iglesia de San Martín. En el interior de las murallas está esta antigua Sinagoga de la que sólo queda el ábside. Anexa a la Iglesia está la Capilla del Señor de la Columna, llamada así porque está atado a una columna. 

Déjate llevar por las indicaciones de sus vecinos, porque su arquitectura singular es digna de un buen paseo con detenimiento. Pero no olvides reservar un hueco para una pequeña ruta de sendero para visitar su dolmen. En el paraje conocido como la Mesa de las Huecas, está el conjunto megalítico de la Edad del Cobre compuesto por 3 dólmenes. 

Una jornada para aprender y vivir la historia de una ciudad con altos orígenes y preciosa gente.

 

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